martes, 31 de mayo de 2011

Idéntico, pero nada igual...

Hace unos días, en una reunión, no sé cómo, me vi enfrascada en la clásica conversación sexista acerca de los roles en casa. Esa conversación en la que seguramente, más de una se ha visto envuelta. Que si ellos son más hábiles o nosotras. Y bueno, se vuelve más una guerrilla lúdica, que nunca deja de divertirnos y sorprendernos.

Lo cierto es, que cada quien tiene sus puntos fuertes y débiles, y no porque unos seamos mejores que otros; simplemente porque somos  hombres y mujeres; y por ende, nuestros cerebros son distintos; y en consecuencia, nuestros razonamientos ante la misma situación, pueden resultar totalmente opuestos.

Y es ahí donde empiezan las peleas y el sentimiento de incomprensión mutua; las quejas y la muerte del amor.

Hace ya varios meses, nos explicaban en un taller algunas diferencias entre los cerebros de hombre y de mujer. Si nos enseñaran eso también en el colegio, ¡Se evitarían tantos divorcios!

Imaginemos a una madre que deja a sus 3 hijos pequeños con el papá, porque necesita ir a la oficina a una reunión urgente. El papá está de vacaciones y tras las indicaciones: “Dale de comer a los niños a las 7:00 (recuerda que el bebé come sólo la papilla que está en la refrigeradora; pon a lavar la ropa (No vayas a mezclar los colores con lo blanco), revisa la tarea del hijo mayor,  y cuéntales un cuento antes de acostarse”; asegura que lo tiene todo manejado.
¿Todo?
Llega ella y él le dice que ya la dio de cenar a los niños… pero, ¿Y lo demás? Entonces él, recién lo recuerda.
Ella se molesta, él siente que su trabajo no fue valorado.

Pues resulta que la mente del hombre funciona como un sistema de cajitas separadas, que este abre, una por una, según lo que necesite. Por ejemplo, está la cajita de los deportes… ¡Famosa y odiada cajita del futbol!; o la de las finanzas, la intelectual, la de la comida, la del sexo y la del sexo… y cuando está molesto, saca la cajita de la nada.
Sí, esa que tanto nos trastorna. “¿Seguro que no tienes nada? ¿Por qué no hablas? ¿Estás molesto?”… ¿Te suena conocido?

Y es que a diferencia de nosotras, ellos se enfocan en una caja a la vez, y está perfecto, porque así son ellos; mientras nuestro cerebro tiene esas mismas cajitas interconectadas, lo que nos permite pensar muchas cosas al mismo tiempo.
Si nos molestamos, nosotras, necesitamos hablar y ser escuchadas; mientras que ellos, callarse y estar solos; lo que no quiere decir que no nos amen.

Me quiere, no me quiere…

Entonces, porqué nos hacemos siempre tanta bolas y nos empecinamos es estar en ese sube y baja emocional de ¿Me quiere no me quiere?

Acá una buena noticia: ¡¡¡No estás loca!!!

Resulta que esa cajita vacía que ellos tienen en el cerebro, nosotras la tenemos en la parte emocional.

Por eso el afán de sentirnos su prioridad… ” ¿Estuviste pensando en mi?”, le preguntamos cuando le hablamos por teléfono a la oficina y él está en su caja de trabajo, no en la de relaciones, sino en ¡La de trabajo!… Y lo ponemos sin querer en un apuro de si decirnos la verdad o lo que queremos oír.
¿Se imaginan que nos responda: “No mi amor, no pensé en ti en toda la mañana”?
Y luego, nos quejamos de la respuesta.

¡Y no es que no nos amen!

Mientras ellos buscan logros, nosotras relacionarnos, ser escuchadas.
Mientras ellos necesitan sentir que los aceptamos como son y no como queremos que sean (Ojo con eso); nosotras, sentir que somos su prioridad. ¡Por eso nos encantan los detalles! Porque, estuvieron pensando en nosotras.

Para ellos, la palabra más importante es el “Gracias”, para nosotras el “Te amo”; y es que esa cajita vacía que no tenemos en el cerebro, la tenemos en el corazón.

Y para terminar la historia; en tanto entendamos que existen estas y más diferencias y sobre todo sepamos comprenderlas, y nos sintamos valoradas mientras valoramos, manteniendo el buen humor que nos hace bellas, quién sabe que imprimamos en nuestra historia el …”Y vivieron felices para siempre”.

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